Las opciones combinatorias de los colores neutros y los tonos más atrevidos desde los marrones anaranjados hasta los azules turquesas más intensos y los verdes más sutiles, suponen un valor apreciable en la exclusiva selección de sus veinte tonalidades. Su cromaticidad es un recurso distintivo único en cualquier propuesta decorativa para los diferentes estilos de espacios interiores en ambientes elegantes o arriesgados, distinguidos o desenvueltos. Su tacto es sedoso, suave y terso: nos recuerda la piel natural de un melocotón; su aspecto regular mate hace a este tejido apto para recubrir superficies de forma combinada o con la utilización monocromática de sus colores.